jueves, 17 de enero de 2013

17.

Hoy fue un día horrible, en todos los sentidos. No entiendo en qué se basa mi mente para hacerme pasar un día así, la verdad. Llegué de nuevo al punto de arrodillarme en el suelo y chillar, llorando de rabia y asqueada totalmente; agobiada y medio muerta. Tuve psiquiatra hoy. Fui pensando ''Bueno, una mañana amarga y agobiante, pero seguro que con un rato en el médico mejoro para hoy'' y salí de allí llorando. 40 minutos de camino a casa en los que andé con mis temblorosas piernas mientras la lluvia me aporreaba la cara y camuflaba mi llanto. Pasé las horas de la tarde un poco inerte, inexistente; demasiado cansada como para ponerme a exteriorizar la mierda que llevo dentro; pero en cuanto entra la noche... Nunca falla. La ansiedad y las ganas de no existir me pueden en días como hoy. No soy capaz de controlarme, es un puto problema que siempre va a más. Intenté llevar el día como ayer a la tarde, pero sonreír cuando me siento así me cuesta más que levantar 100Kg con tres dedos. Me siento rota, despedazada, como si me estuviese desangrando. Me entra el pánico, siento que quiero escapar, pero no puedo escapar de algo que está en mi literalmente. Consigo un poco de tranquilidad echándome en cama, a oscuras y en silencio. Consigo callar un poco los chillidos en mi mente, los latigazos que me propino a mi misma; consigo deshacer el embrollo que tengo con mi hilo mental, borrar los garabatos que tengo ahí pegados. Es temporal, soy consciente de que volveré a sentirme mutilada por mi misma en unos escasos minutos, pero es lo único que tengo. 


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