lunes, 30 de diciembre de 2013

Feliz cumpleaños, diario.

Hace un año que esto está en pie. No soy capaz de comprender qué ha pasado durante todo este año para llegar a aferrarme de tal manera a la simple escritura para mi misma, no creí que fuese a durar más de dos semanas.
Un año. En un año me he esfumado. Medusa me ha mirado a los ojos y me ha tirado a la piscina. Mi interior ha muerto y se ha podrido dentro del cuenco que es mi físico. He dejado que mis damas estuviesen lo suficientemente hambrientas para volverse wendigos, y devorarme. He sido una caja vacía durante meses. Una caja de cumplía sus funciones, que ha seguido existiendo por alguna razón. Una caja que necesitaba un regalo que guardar. Y cuando mi interior se desintegró y cicatrizó todo aquello que había derramado, empezó un nuevo período de gestación, un nuevo ser. Un regalo al fin. Un regalo totalmente nuevo, pero una evolución del anterior al mismo tiempo. Mi recipiente se fue haciendo más fuerte, más sólido y bonito cuanto más crecía ese bebé interior. Era ese bebé que tenía instintos adquiridos del anterior inquilino de ese útero andante, y había visto antes de abrir los ojos el dolor, el placer, los llantos y las risas, la alegría, la rabia, la impotencia y la felicidad, el amor, el desamor, los errores...
Soy una persona difuminada, todavía no estoy materializada al completo, porque me falta materia que convertir. Salir de la nada es complicado.
Soy un monstruo nuevo. Diferente, pero sigo siendo un monstruo. No tiene porqué ser algo malo, puedo sacar cosas buenas de ello. O al menos en eso confío.
Soy un nuevo animal. Un poco más salvaje, protector y agresivo que antes, pero también más dócil y fiel a lo que de verdad debe serlo.
He aprendido que no todo lo que te hace sentir bien es para siempre, y que no todo lo que te hace sentir mal lo hace eternamente. He aprendido a salir adelante, he aprendido a querer a quienes me quieren, he aprendido a hacer daño a quienes me hieren, he aprendido a saciar mis ansias, he aprendido a llorar y a reír... En tan solo un año. Me siento en la imperiosa necesidad de agradecerle a las pocas personas que han estado conmigo antes y después, que me han amado y me han hecho las curas que hayan gastado segundos de sus vidas pensando en mi, preocupándose por mi existencia alguna vez. Son las únicas personas hacia las que me agrada controlar mis instintos, las únicas cosas por las que en el mundo yo daría todos los astros y me quedaría con una noche eterna sin luna ni estrellas. Solo porque se lo han ganado.
Hay muchas otras personas que también creyeron ayudarme. También creyeron quererme, y que yo les quería/quiero. La mayoría de las personas a las que conozco, de hecho. Pero me consta que no estaría bien desatar a mis bestias y dejar que los devoren. Ni siquiera dándoles un poquito de ventaja. Son esa clase de monstruos a los que no quisiera parecerme jamás, monstruos que utilizan las sensaciones que provocan en los demás para alimentar su ego... Monstruos que te mienten y utilizan, monstruos que te engañan, te hieren, se mofan de tu orgullo herido... La clase de monstruos que hacen que dentro de mi hiervan el odio, la ira, el rencor, la rabia, la impotencia, las ganas de desgarrarles el alma, de partirlos en varios trozos y devorarlos... Pero, otra cosa que he aprendido, es que no puedes ir a la caza de los de tu especie sin esperar ser una presa a la que atrapar también.
Ha sido un año muy largo, con sus momentos duros y eternos contrarrestados por las minucias donde la tranquilidad reinaba en mi mente. Lo cierto es que salgo bastante conforme de este año desastre con lo que arrastro conmigo, y sobre todo, con lo que pude dejar atrás.


miércoles, 18 de diciembre de 2013

Mimosa púdica.

Me cuelo en tu realidad con los ojos cerrados, vestida de blanco y con la mirada profundamente anclada a tu subconsciente. No sabes quién soy, pero lo sabrás. Me ves. Me conoces. Me hablas. Sin saber cómo, te robo el sueño poco a poco. Piensas que estoy a otro nivel, y realmente no te equivocas. Cada vez que cierres los ojos, vas a verme. Vas a ver mi piel tibia bajo tus manos ansiosas. Vas a ver mi boca acercándose a tu cuello, y mis manos rodeándote. Vas a ver mi cuerpo desnudo bajo tus sábanas, pero encima de ti, y mis ojos fijados a los tuyos, leyendo tus deseos a través de ellos. Vas a suspirar. Vas a sentir esas acrobacias en el estómago cuando me veas, Vas a pensar en mirarme por la calle y comprender el secreto que guardamos tú y yo. Vas a contar las gotas de mi saliva que van a ir recorriendo tu cuerpo tumbado de arriba a abajo. Vas a engancharte, pero no por mucho tiempo. Sentirás algo intenso y efímero a la vez, que te hará recordarme al poco tiempo como aquella persona que despertó tu libido hasta puntos que no creías capaces. Podrás obtenerme, no soy un tesoro que guardar. Podrás acorralarme contra una pared y desintegrar mi ropa, siempre pensando que la presa eres tú. Pero nunca pensarás en qué es lo que yo siento. Nunca serás consciente de que, en el momento en el que tu piel y la mía estén pegadas por todos los sitios posibles, yo seré débil, y quizá sea yo quien caiga en la trampa en la que creías que tenía preparada. Seré intensa para ti, seré algo bello, seré el cuerpo al que agarrarás con todas tus fuerzas y besarás. Seré tu aire, seré la mirada y la sonrisa que veas cuando abras los ojos después de desfogarte en mis los rincones más escondidos de mi cuerpo. Seré la piel erizada que notarás cuando eleves tus manos desde mis caderas a mi pecho descubierto y lo aprietes contra tu persona. Seré lo que tú más desees. ¿Pero qué serás tú para mi? Serás la mirada pálida sobre mis senos, serás las manos que aprieten mi carne contra ti en un intento fallido completamente de relajar la tensión sexual en el ambiente. Serás quien intente desabrocharme la camisa con simplemente mirar sus botones. Pero nada más. Nunca pensarás en qué o quién soy yo. Me quedaré en tu subconsciente como aquella mujer a la que te entregaste sin pensártelo y que hizo volar tu imaginación. Me quedaré en la bruja que supo conducir tu sangre hacia donde más le interesaba. Seré tu recuerdo sexual más dulce, lo prometo.


domingo, 24 de noviembre de 2013

4, 16, 2, 9.

Llegas a mi como si nada, me congelas el aliento y con la mirada lo apedreas, al igual que haces con mi interior. Me astillas el alma, desintegras los huesos que sostienen mi moral y aún así, sigo permitiendo que te metas entre mis sábanas cuando te apetezca. No sé si por el miedo a que intentes romperme más todavía o si por el placer que me produce tu ardiente mirada sobre mi piel pálida y quebradiza. Tiemblo cuando tus manos se pegan a mis caderas y van subiendo por mi cuerpo hasta mi pecho desnudo, haciendo que tu temperatura domine a la mía, sea como sea, mostrándome la clase de monstruo que eres cuando tengo los ojos cerrados, dejando que tu mente mande sobre mi cuerpo, y mis pensamientos se sometan a tu mirada. Sigo teniéndote miedo, pero no soy quién para escapar de ti, no soy quien de desintoxicarme del terror que me produce la sola idea de verme bajo tu mando para siempre.
Llegas y haces volar mi imaginación. Te conviertes en mi compañero de delirios y compartes conmigo tus pérfidas ansias de arrebatar la vida que no has dado, me confiesas tus más profundos dolores y me entregas tu pánico, arrojándolo sobre mi como si así fueses a librarte de él, como si jugásemos y yo pasara a ligarla. Me conviertes en un solo día en tu compañera carnal, me agarras como si no quisieses dejarme ir jamás. Y cuando cometo el grave error de desprenderme físicamente de ti, te encadenas a mi mente, y como si de voodoo se tratase, me obligas a sufrir tus penas y a sentir tus pérdidas como si estuviesen arraigadas a mi vida. Y lo mejor de todo es que cuando intento rozar tu cuerpo y romper tu mirada para soltarme de tu hechizo, te esfumas. Me prometes el antídoto día tras día, y yo me quedo en mi mazmorra, esperándote, pretendiendo acecharte, y simplemente esperando a que vuelvas.
Llegas y no tienes problema en mostrarme tu interior, no reparas en las consecuencias que pueden tener obligarme a ver cómo gravas en tu interior mi nombre no terrenal, te metes en mis sueños día sí día también, me prometes un futuro incierto e improbable, me miras a través del tiempo y la distancia, me tocas el alma y admites que me destrozarías de tanto quererme. Me dejas encapricharme, me dejas quererte pensando que consumo la misma droga que tú, esa que intensifica las emociones pero no por ello las hace más reales. El tiempo pasa, y los efectos se van desvaneciendo en ti, pero mi más puro sentimiento ya está desvirgado, perforado por tus palabras y cumplidos, encadenado a tu cuerpo y a tu mente. El tiempo sigue pasando, amigo incondicional de ambos, y de pronto tú estás enamorado de nuevo, y me sorprendo leyendo en tus ojos las mismas promesas que a mi me habías hecho algún día, pero hacia un nombre desconocido para mi. Me hieres, y pretendes disculparte explicándome lo pasional que eres, lo mucho que te dejas llevar por el cuerpo femenino. Como si yo no fuese consciente de ello.
Llegas y me intentas comprar con obsequios terrenales, sin ser consciente de que yo puedo ver el abismo que llevas dentro a través de tus dilatadas pupilas. Y de pronto me veo reflejada. ¿Qué es esto? ¿Cómo puedes permitirte mirar tan dentro de mi, si acabas de conocer mi existencia? No te hace falta usar tu don de la palabrería, simplemente con mirarme me haces sentir desnuda e indefensa ante ti. Cuando quiero darme cuenta, estás absorbiendo mi aliento, abrazándome, y yo no puedo negarme porque sigo intimidada por tu mirada, sigo preguntándome cómo lo haces, curiosa, como un cervatillo acercándose a una trampa mortal. ¿Qué vas a hacer de mi esta vez? Lo que quieras, claro. Como siempre. Como todos. Si fuiste capaz de atravesar mi coraza y robar mi saliva en la misma noche en la que por primera vez me miraste a los ojos, ¿de qué no serías capaz? Quiero estar a tu lado, me confiesas, entre otras muchas cosas. Me permites ver lo idéntico a mi que eres, por dentro y por fuera, cómo tus sentimiento más oscuros y putrefactos te hacen tan bello y especial por fuera. Pecas de lo mismo que yo, y a decir verdad, me siento bastante bien al saber que no soy el único recipiente humano prácticamente vacío que anda suelto por ahí. Me pregunto a dónde me llevará tu corriente, si esta vez acabaré en el paraíso emocional o si, una vez más, acabaré semienterrada en tu cementerio personal.



¿Es esto a lo que se refieren en los libros como definición de amor? En mi opinión personal, dista bastante de ser un sentimiento puro, bello y brillante. Saca lo peor de cada uno de nosotros. Es el infierno viviendo entre nosotros. Si esto es el significado de la vida, la vida me está matando.

miércoles, 6 de noviembre de 2013

Agotamiento.

Estoy molida. No solamente por el trabajo y por las escasas horas de sueño que me estoy marcando últimamente, que también. Estoy cansada de todo y de todos. Estoy cansada de ser la gigante que arrastra a la gente hacia delante, a pesar de que la insulten, porque lo hace por el bien de los demás. Estoy cansada de depositar mi fe en personas que amo, que siempre amé y siempre amaré, para que después me pisoteen. Yo no soy invencible. Si me tiras una piedra, puedo perdonarte mientras la herida cierra. Si muestras indiferencia ante el dolor que estoy desnudando delante de ti, no tengo nada que perdonarte, porque no quieres que te perdone.
Estoy agotada de dejarme querer por personas que después me abandonan cuando ven mi monstruo a través de mi ojos. Estoy reventada de ver cómo la gente que prometió sacarme adelante me abandona en el medio del camino y siguen con sus vidas como si yo no hubiese pasado por ellas.
¿Es que no hago mella en las personas? Cuando me miras sé exactamente qué estás mirando, y sabes que jamás en tu corta vida volverás a mirar tan dentro de una persona como a mi me has visto tan solo a través de mi ojos.
Mis ojos... Son grises. Azul grisáceo, más bien. Son de ese color para poder transparentar lo que llevo por dentro, son de ese color porque se me llena el iris de lágrimas por las noches. Mis ojos no tienen color porque las personas que se marchan se lo llevan consigo. Mis ojos son de agua, de dolor a veces. Mis ojos son de paciencia, mis ojos son de verdad.
Mis ojos también están cansados. Están cansados, porque son ellos los que tienen que delatar la realidad a mi parte pensante más oculta. Son ellos los que ven como las personas vienen y van, te meten y te sacan de sus vidas. Mis ojos son la realidad.
Entro en tu vida. Y me miras por dentro y por fuera. Me ves, y te prometes a ti mismo que para que nunca te haga daño, vas a tener que necesitarme toda tu vida. Y de ahí a cuando el tiempo lo cree necesario, te escapas por una alcantarilla de mi subconsciente, y te vas a otra vida, fuera de la mía.
¿Sabes? Te veo. En otra vida. Feliz, y eso me gusta. Te veo a ti y a todos los demás. Felices dentro de otras vidas. Eso me hace plantearme que quizá el fantasma sea yo. Ya no dejo marca en las vidas, si es que alguna vez la dejé. Ni en la tuya, ni la tuya, ni la tuya... En la de nadie.
Y si realmente piensas lo contrario, dime, ¿dónde estás? Ahí. ¿Y yo? ¿Dónde estoy?


Yo ya no estoy. Yo nunca estuve.

sábado, 19 de octubre de 2013

Minúsculos intentos de amor.

Pasan las horas, los días, los meses. Yo sigo con las rodillas reventadas, en el suelo, mirando pasar a la gente flotando, sin necesidad de rozar el sucio suelo en el que yo yazco. Cuando no me estoy autoconvenciendo de que puedo levantarme, estoy siendo cada vez más consciente de lo abandonada que estoy. No tengo nada ni nadie que me proteja. Solamente sé que ya he encontrado a mi dama blanca.
Estuvo todo el rato conmigo, yendo de la mano, ayudándome desde atrás, salvándome de todo lo que llevo dentro. Y ahora se ha vuelto contra mi. Se ha acostado a mi lado en la cama, me ha acariciado la cara y me ha dicho que no me quiere con los ojos. Fijó su fe en mi alma, y ahora me la retuerce y exprime como quien retuerce un trapo mojado. Duele, pero no eres capaz de llegar a sentirlo del todo. Es como quien está frente a la causa de un trauma, sufre el impacto, pero no es consciente del daño total hasta pasado un buen tiempo. Yo llevo en la fase de impacto casi un trimestre. Y no logro salir. Cada atisbo de luz que arroja alguien sobre mi se vuelve una pedrada en mi cara, y cada vez que intento pensar en ello me entra el pánico, como ahora mismo. Creo que nunca estuve llorando tanto ni temblando de una manera tan descomunal como lo estoy haciendo ahora frente a un ordenador. Se han llevado mi vida. Se la han llevado arrebatándome lo que me pertenecía, lo que me había ganado, así, delante de mis ojos. Y lo peor es que me dejan abrazar la única salvación que existe con la condición de saber que nunca va a ser mía.
Me paro a mirarte de arriba a abajo, y pienso en cuando eras mi único pilar... Y no puedo evitar preguntarme qué ha pasado para que de golpe seas el látigo que flagela mis sentimientos día tras día, noche tras noche. No puedo evitar pensar que, sin saberlo, me has robado el alma, el sueño, las ganas de vivir y la vida propia. No puedo evitar pensar en que no existo para nadie ni para nada.


domingo, 15 de septiembre de 2013

4.6 Tiempo.

Cuando alguien me pasa una foto de un monumento en ruinas no puedo evitar pensar en las similitudes que hay con los humanos. Los humanos acabamos destruyéndonos por el paso del tiempo y por el resto de humanos. No importa la edad física que tengas, los acontecimientos en el tiempo son los que te van a hacer más joven o más viejo.
Siempre supe en el fondo que yo no viviría demasiados años físicos, y sé que es cierto, porque a mi tan temprana edad ya viví mucho por dentro.
Intenté de todo. Todos los hilos y grapas conocidos y por conocer utilicé para coser mi herida, y lo único que consigo es romper el remiendo que había por debajo. Siempre estoy rota, siempre en otro lugar y a otra hora que los demás. Soy una persona. Especial, con mi forma de ver la vida y la muerte, mi forma de demostrar lo que siento, mi forma de sobrevivir a la rutina. No me siento especial ni mucho menos, solamente siento que nadie puede mirar a través de mis ojos para entender qué pasa por mi mente. Siempre temerosa, siempre apartada, siempre prudente con todo y todos, aunque cuando estoy en el subsuelo me agarro a la primera mano que pasa. Una persona con una mente rota y tan sensible como la mía no puede soportar la carga que llevo. A veces me levanto con dolor de espalda y pienso que es por toda la basura que mi vida va amontonando y por los golpes que recibo de mi misma. A veces me paro a mirar la luna y me siento bien, siento que ella me entiende, me mira y me acaricia con esa blanca y pulcra mirada, me hace sentir especial. Me hace sentir un poco más cerca de ese seno materno que tanto anhelo, pero luego bajo la mirada y me veo tan lejos de ella... que tengo miedo. Tengo miedo de que no pueda abrazarme nunca y de no sentirme parte de alguien al estar entre sus brazos. Yo misma creo los problemas que tengo, creo las soluciones y creo las situaciones que las destruyen. Yo misma soy mi problema. Y me temo que la solución es esperar a que el tiempo se porte bien conmigo y me lleve a esa luna creciente en la que podré acurrucarme y sentirme querida y necesitada alguna vez.


Yo ya no sé si el cambio es lo que necesito o lo que más debo temer. Quise cambiar, y cambié mi rutina. Pero ahora tengo miedo. No me resulta demasiado fácil confiarle mi vida a los demás, pero cada vez que lo hago, acaban llevándosela lejos. Estoy cansada de dejar latir el músculo cardíaco sin razón alguna.

viernes, 23 de agosto de 2013

8.23 Jaque.

Los psiquiatras y psicólogos escuchan con atención todo aquello que yo les relato, mirándome con esa cara de depredador ante su presa, de corredor ante el premio de la carrera. Me miran como un objeto. Pero lo que más gracia me hace es que me tratan y me medican como si mi propia vida tuviese arreglo, como si fuese de la cabeza. Ignorantes... No se dan de cuenta de que lo que me pasa es que mi alma está rota. Creen que van a tratarme, que voy a curarme. Creen que sacando todo el pus y la sangre muerta que llevo dentro de mi van a conseguir algo, y no se detienen. Me tienen en jaque. Cada vez que vuelvo por obligación me hacen repetir lo mismo una y otra y otra vez. ¿Con qué voy a rellenar yo el hueco que quieren quitarme? ¿Voy a quedarme vacía solamente por arrancar esos monstruos que me acompañan? No sería lo mismo.
Creo que a estas alturas no podría vivir sin todos los monstruos que llevo dentro. No me imagino el existir simplemente en una habitación, tranquilamente, sin notar cómo me acarician, me arañan, me susurran y me hacen entrar en pánico. ¿Realmente es la mejor opción, quedarme vacía y sin alma o abrazar los pedazos que me quedan como una madre abraza a su bebé muerto? Me sentiría completamente vacía al pasar por el puente y no escuchar ese ''ahí debajo estarías mejor...'', no podría soportar estar sola en mi cabeza. Además de que, eses pequeños monstruos son los que me hacen atractiva en el sentido de persona a los demás, es lo único por lo que los demás se acercan a mi.
Mis monstruos... En mis sueños los veo, vestidos que sus colores, como unas hermosas damas, que es de hecho como yo los llamo. Me destrozan la vida, y eso es un hecho, pero son lo único que queda de mi. Son partes de mi sin las que yo dejaría de ser más que un pedazo de carne andante.

miércoles, 21 de agosto de 2013

21. Niebla.

La niebla es hija de la dama blanca. Me abraza, me aparta de la realidad, escondiéndome de los peligros que me acechan. Me hace apartarme de la maldad que me rodea e incluso de la que llevo dentro. Me deja entrar en ella misma, me acaricia estando en la intimidad. Entra por mi ventana, fría y muy suave. Me protege de mi misma. Me dice que todo va a estar bien. Me separa de mis damas. La niebla es la hija de la dama blanca, y pronto vendrá a buscarme de nuevo para no volver jamás.
Me he deshecho de las damas que habitaban en mis sentidos y en mi mente. De todas y cada una, aunque a veces aparecen espectros que me llevan detrás de ellas, algunas sobras dañinas que me alejan de mi camino. Todas en general están erradicadas de mi vida... Excepto ella. Sigo esperando su llegada con ansia, es amor lo que siento, esa sensación de hormigueo en el estómago cuando pienso en su largo manto blanco, su pálida piel y su larga melena. Su rostro, sus gestos, lo que ella misma representa para mi... Es mi salvación. Mi dama blanca... Ven pronto, ven por mi, no me dejes caer en esta espiral de confusión y autodestrucción que estoy creando yo sola. Ayúdame a acabar con todo aquello dañino para mi, aunque esté hablando de la propia vida. Llévame contigo, permíteme la paz.
Tengo el alivio de que al mirar por la ventana apenas puedo ver a dos palmos gracias a la niebla. Me llama, y yo bajo a la calle, descalza a veces, para sentir cómo su gélido aliento se pega suavemente a mi cara, cómo sus helados movimiento me envuelven y abrazan, cómo me hace sentir bien. La niebla es lo único que tengo ahora mismo. Lo único que tuve siempre.




domingo, 28 de julio de 2013

La cuerda.

Hace mucho que no escribo nada, pero no por no tener qué escribir. Más bien por no tener fuerzas todavía para dejarlo en constancia. Llevo lo que va de verano con mis cosas de la cabeza, con mis paranoias y mis alucinaciones, pero intento controlarlo. Esta vez no va sobre lo que ya tengo, sino sobre lo que acaban de arrebatarme.
Toda mi vida, mi pasado, presente y futuro llevaban una marca y una dirección. Y un día, porque sí, la cuerda que une las tres con esa marca no sólamente se rompe, si no que se hace añicos. Intenté evitarlo, no iba a dejar destruir mi vida de cualquier forma, pero la cogieron y la tiraron por un precipicio. Nunca quise estar viva, ahora lo único que pido es clemencia, que alguien me ayude a morir. Me desgarra cada segundo que pasa y respiro. No tengo nada, ni razón de vivir ni ganas de encontrar una. Pedí, supliqué, imploré y rogué que no me destruyesen de tal manera, la crueldad no parece coger vacaciones nunca.
Es tan desgarrador y desamparante que me doy pena a mí misma. Tumbarte en la ducha, con el agua fría abierta y llorando con el corazón y no con los ojos mientras intentas con pastillas dormirte para siempre. Tener frío y acurrucarte en tu cama contra la pared. Girarte y ver en tu habitación de adolescente todo aquello que te recuerda a la vida que podrías haber tenido. Morir un poco más por dentro. ¿Qué es lo que he hecho yo mal? No soy como el resto de las personas, pero intento compensarlo. Intento aferrarme a la vida como veo que los demás hacen, agarrándome a mi cuerda. Y sin comerlo ni beberlo, se rompe y me caigo. Ahora mismo estoy cayendo en bucle, y lo único que deseo es acabar de caer y parar de sentir.
Intenté caer abriendo brechas en mis muñecas, dejando salir todo el dolor y la angustia. Pero no funcionó. Lo único que conseguí hasta ahora es tener que andar con muñequera y quedarme más tonta.
Todo me recuerda a esa cuerda. Hasta yo misma al mirarme al espejo. No puedo seguir existiendo así, estoy más que rota por dentro. Estoy podre ya, y todo sin poder evitarlo.
Podría explicaros con mucho más detalle y más palabras lo hecha mierdísimas que estoy. Pero a vosotros no os importa, y a mi me hace llorar hasta doler.


martes, 11 de junio de 2013

11. Nueva mujer llamada frustración.

Insatisfacción. Es lo que encontré esta última vez. Dejé la hoja serrada y muy afilada deslizarse y penetrar en mi piel, como en una danza erótica dejé que jugara con mis miembros sin romperme demasiado. Quizá fue eso lo que falló... Me senté en el baño, como siempre, remangada y de lado. Me encogí y me miré. Jugué, bailé con mi herramienta por encima del tejido que luego intenté satisfacer. Tenía ganas. Lo necesitaba. Es como una droga, la sensación de satisfacción, esa especie de orgasmo sensorial, esa adrenalina... Y empecé. La puse en la línea de salida, presioné y corrí con ella. Al parar sentí cómo salía de entre  la piel abierta. Pero era un dolor agudo sin más, no traía nada nuevo. Volví a hacerlo, ''algo estaré haciendo mal'' pensé. Y pasó lo mismo. Hasta la aparté.
¿Dolor agudo y rápido? ¿Qué mierda es ésta? Probé en el brazo, el antebrazo, el muslo, el gemelo, la mano... Nada.
Empecé a desesperarme. No podía llegar al clímax tan ansiado. No pude satisfacer mis necesidades, mi ''oscuro pasajero'' quedó tal y como estaba, y yo peor que antes, quitando las heridas. Intenté abrirlas, a ver si lo que faltaba era el brote repentino de sangre de siempre. Pero ni eso. Es un cuchillo nuevo, muy afilado y con sierra hasta la mitad del mismo. Lo saqué de entre la piel y llevaba mi marca de sangre en la hoja, recién estrenada, y nueva. Decepcionada como mujer que busca un hijo y se casa con un hombre estéril, me levanté y salí, con el cuchillo en la mano. Ni siquiera limpié las gotas de caían a lo largo de mis miembros y dejaban pequeñas marcas en mi blanco camisón. En cuanto abrí la puerta, vi a mi compañera pasar por delante y sonreír, hacia la cocina. A hacer la cena. ''¿Y si pruebo con ella...?'', pensé. Y admito que esta vez no fue el convertirme en un monstruo lo que me refrenó, sino la tremebunda decepción que llevaba encima.
Y aquí estoy ahora, sentada en mi cama intentando llegar a donde no pude por primera vez desde los 10 años. ¿Qué me pasa? ¿Qué es esto? Me siento como si acabase de tener un gatillazo. No comprendo nada de lo que está pasando a mi alrededor. Miro por la terraza, me deja ver que está oscureciendo. Y me deja ver la luna. Blanca, como la dama que necesito encontrar ahora mismo... Y lo único que tengo es una mujer vestida de color lima oscuro en mi cama, acariciándome el muslo sonriendo, repitiéndome una y otra vez ''Me llamo Frustración, soy nueva para ti, pero creo que voy a quedarme una temporada por aquí.'' Y no la quiero, no la necesito en mi vida. Es la única mala señal...
Cada vez que me veo más aferrada a la vida, es porque ésta última se enmaraña en mis cabellos con sus ramas putrefactas y tira de mi. El vestirme de luto cada día es por el simple hecho de seguir cada día más viva que el anterior. Mi dama blanca está ahí fuera, escondida, la vida no me deja salir a encontrarla. La necesito, como un recién nacido necesita el olor de su madre, y me siento impotente al no poder salir a abrazarla. La vida nos separa, la existencia es el eterno infinito entre mi madre blanca y yo.




martes, 4 de junio de 2013

4.5 - La dama del velo granate.

La sensación... La sensación lo es todo. Ahora mismo, estoy en ese momento de mi vida en el que comprendo que el ser humano siente una atracción imposible de refrenar hacia lo desconocido, hacia aquello que su mente no alcanza a entender. Y hoy, queridos, lo desconocido soy yo.
Empiezo a darme cuenta de la atracción que sienten quienes me rodean hacia mi, ya sea por deseo sexual, por sentimientos varios, por la necesidad de ayudarme... Lo que sea. Todo el mundo tiene la misma sensación cuando piensan en mi, o cuando están conmigo. No lo entienden. Yo tampoco, a decir verdad, pero no es que sienta una fascinación especial hacia mi. Pero ellos... No sé que es lo que les atrae a mi, quizá el erotismo hacia la nueva especie de monstruo que soy yo, quizá la lástima hacia la única en su especie, o quizá las ganas de responderse el ''¿Por qué?'' que se guarda bajo mi nombre. Lo que tengo claro es que es un problema para mi, pues supone la desintegración del concepto asumido que tenía para mi vida de soledad y de pasar desapercibida entre los demás.
Aunque admito que podría aprovecharme de ello, saciar mis instintos más agudizados aprovechando el furor que causa el pequeño monstruo que guardo en mi interior. Pero, a pesar de todo, no lo hago. Tengo conciencia. O eso creo.
Estoy perdida en mi propio mundo, y hasta que no pueda escapar del mismo, no sabré cómo llegar al mundo real. Necesito que alguien o algo tome las riendas por mi, y dejarme arrastrar. Quizá la dama de blanco sepa llevarme a donde necesito estar, en la realidad. Y quizá ella sepa también por dónde sacar toda la oscuridad y los chillidos que guardo en el pecho desde hace tantísimo tiempo. La nueva dama es una buena compañera de viaje. A pesar de ser la propia desesperación, acabas encariñándote con ella, acabas durmiéndote encima de su largo velo granate y entre sus frías y ásperas manos, a las cuales acabas acostumbrándote, llegarás a sentirte protegida.
Voy caminando con ella, y me refugio en ella. Fui capaz de sacarla de mi interior, pero no quiero soltarla. Al principio, lo único que quería era ahogarla entre mis propios dedos, pero ahora... La desesperación es lo único que no me abandona, que siempre está conmigo. Sigo el camino hacia la gran sorpresa arrastrando un montón de damas desconocidas dentro de mi, y con ella de la mano. Va tapándome las heridas abiertas por las que logró salir con las manos. No le importa empaparse de mi sangre con tal de mantenerme con vida.
¿Será a ella a quienes ven los demás al mirarme? ¿Será por ella por lo que los demás sienten el erotismo y la atracción mental y sentimental en el aire cuando estoy cerca?
No lo sé. Y tengo la ligera impresión de que hasta dentro de mucho, no lo descubriré.



viernes, 17 de mayo de 2013

17.

El dolor. Es lo que me consume. Lo que me atrapa. La desesperación abre sus alas blancas y me da el último beso, el beso eterno. Es sentir que llevas un trozo de carne muerta dentro de ti, arrastrándolo entre pulmón y pulmón. Está ahí por estar.
Cualquier tipo de relación social acarrea unas consecuencias. Algunas dan brillo a tus ojos. Otras van necrosándote por dentro hasta que se te queda el corazón como una nuez. Pequeño, negro, arrugado... Inservible. Es el dolor. 
Acabas acostumbrándote. Creo que en un par de años más de sufrimiento y necesidades sociales acabaré sedándome a mi misma respecto a las susodichas relaciones. Acabaré fingiendo que me importa, acabaré fingiendo que me duele, que lo siento, que soy feliz o que estoy triste. Acabaré fingiendo los sentimientos en vez de los orgasmos.
No entiendo qué hago aquí. Soy un bicho raro, la sociedad cubierta de un plástico de embalar y yo por encima. Estoy en ella como los demás, pero no dentro. No soy quién de mezclarme y ser una más, no entiendo la mitad de lo que me rodea y la otra mitad me fue impuesta, por lo que no lo entiendo pero lo acepto.
El dolor... Es lo único que siempre está ahí. Debo aprender a sacarlo del pecho hacia fuera sin hacerme el daño suficiente como para que alguien lo vea y me tache de lo que todos me consideran ya. Pero yo lo necesito. 
Los demás no entienden que mi dolor físico es una simple liberación, una abertura que conecta el exterior con mis entrañas para que pueda salir y no me reconcoma más. Como quien abre la ventana para que salga una mosca.
En fin. Algún día acabaré por entenderme. O por dejar que mis sueños salgan a la realidad y me coman, todavía no lo sé.

martes, 23 de abril de 2013

23.

Estoy lo siguiente a desesperada. Tengo que salir de esta cabeza llena de gritos y cosas que no existen en la realidad para los demás. 
Cada vez estoy más convencida de que mi cuerpo es un manicomio. Es muy fácil entrar en él, pero imposible salir. Una vez que todo se enturbia, empiezas a volverte más y más loca. Así estoy yo ahora mismo.
Dejé las pastillas. Hace tiempo ya. Mi psiquiatra piensa que puedo tener psicopatía y ahora las terapias consisten en enseñarme a controlar mis pensamientos y a perder el miedo que me tengo. Me dijeron que yo misma puedo controlar a mis fantasmas y dejar de escuchar y ver irrealidades, pero no me considero capaz. Soy sumisa ante mi propia mente, me tengo tanto miedo a mi misma que temo hacerle daño a alguien que no sea yo algún día. El caso es que, nada más dejar las pastillas, lo pasé bastante mal. Estuve un par de semanas de lo peor. Volví a recurrir a las tijeras para calmar la ira contra mi misma y a no poder dormir. Fue por un error en las citas, pero creí que me vendría bien dejarlas y no las volví a coger. Más que nada, porque fui mejorando después de eso. Estuve la semana pasada casi entera durmiendo bastante bien y de buen humor sin necesidad de inserir medicamento alguno. Pero las cosas volvieron a torcerse y mi otra parte apareció de golpe. Hoy tuve un día bastante duro, una lucha interna, por decirlo así. Por la tarde, en clases, empecé a escucharme decir lo de siempre, ''hazle daño'', ''arrancar esa extremidad debe estar bien'', y hasta imágenes de lo que pasaría si me levantase y le arrancase el brazo a mi compañera. Cuando me di de cuenta, temí. Empecé a sentirme ansiosa y salí de clase, para meterme en el baño. De camino al baño, sonó el cambio de hora. Me asusté tanto, estaba tan nerviosa, que grité, me encerré corriendo en el baño y no pude evitar llorar. No sé ni cómo lo conseguí, pero fui capaz de tranquilizarme un mínimo y volví a clase. Me pasé el resto del día bastante inerte.
No entiendo qué es lo que me pasa. Cada día que voy a revisión y/o terapia, me dicen una cosa nueva o distinta, y estoy bastante confusa. No sé ni lo que quiero. Solo tengo claro que necesito salir de aquí. Escapar de mi cuerpo, perder la propiocepción. Mataría, hablando desde la parte asustada de mi, por que todo esto acabase y por fin fuera una chica normal sin más preocupaciones que los estudios.


miércoles, 3 de abril de 2013

3.4

Hoy no fui a clase. Me desperté temprano y me quedé en cama. Todavía no he salido. Me senté en ella y miré por la terraza hacia el cielo. Está azul claro, con algunas nubes tapando el sol al fondo. Cuando lo miro, dejo de sentirme mal. Creo que es porque quiero irme de este mundo asqueroso, y el cielo es el lugar donde quiero estar. Odio esta ciudad. Odio estar sola. Todo el mundo parece apoyarme, pero sé que estoy sola. Siempre lo estoy, vaya. Me tomé dos pastillas de las de la noche hace un rato, a pesar de que no me tocan tan temprano y luego tendré que repetir, pero fue para intentar callar las voces. Las voces... Son las únicas que cuando estoy mal me persiguen vaya a donde vaya. O son las únicas que me persiguen vaya a donde vaya hasta que esté mal. Llevo más de 24h encerrada en mi habitación y no me apetece nada salir, la verdad. El mundo exterior es horrible, no es compatible conmigo. Intento adaptarme, pero todo acaba haciéndome daño y produciéndome esa ansiedad y ese agobio tan propios del día a día. La psiquiatra me recomendó que fuera a hacer terapia con la psicóloga. Fui un día, y no creo que vuelva. No me entiende. Le echa la culpa a mis padres, pero ellos no tienen nada que ver. Simplemente soy diferente a ellos, y a todos. No encajo aquí, por eso quiero irme. Las voces me dan ideas para escaparme, pero todas me parecen demasiado cobardes... Al igual que todas las voces lo son. Alguna es como una caricia, suave, me hace sentir abrazada aunque solamente exista en mi cabeza. Hay otra que es como gris y áspera, muy ruda, que entiende mi desacuerdo con el mundo y me produce ira cuando me habla. Hay una femenina que es la que siempre está conmigo, aunque las demás también me hablen, esa jamás me abandona. Está siempre triste, decaída, por mi. Me dice cosas como ''¿Por qué nadie te quiere, a nadie le importas? No lo entiendo, nos esforzamos por ello y no sé qué puede fallar'' y por el estilo. A veces me da pena. Hay alguna que otra más, pero la más importante para mi apenas sale a veces, es como la madre, que hace callar a las demás cuando estoy perdida y no sé qué hacer. Las calla a todas, y luego me deja pensar por mí misma. Esa voz me quiere. Me apoya en todo. Es dura a veces, pero lo hace por mi bien. Alguna vez aparece en mis sueños, como una persona o un animal, y yo puedo interactuar con ella como si fuese algo físico, como si estuviese fuera de mi mente. Es la madre de todas las voces.
Lo que llevamos de año, apenas 3 meses y 3 días, me pasaron y pesaron como si fuesen dos años enteros. He vuelto a no dormir, a los sueños agónicos y angustiosos de siempre, a recordarlos. A llorar por el día y a intentar no hacerlo por las noches, a odiarlo todo y a no saber qué hacer con nada ni nadie. Esto de la vida es más complicado de lo que yo creí que podía llegar a ser al principio de todo.

lunes, 18 de marzo de 2013

18.3

Un nuevo día. Una nueva vida. Todo va mejor. La gente me sonríe por la calle y dejan de odiarme cuando les miro. Me cuesta mantenerlo, a veces caigo y bastante fuerte, pero me recupero. Llevo una semana estando perfectamente. Hasta feliz. Pero estoy nerviosa, esto nunca dura. Nunca.
Te quiero. Este fin de semana fueron las 2 palabras que más utilicé. Me dí de cuenta de que cuando estoy hecha un desastre, todo aquel que me rodea también se siente mal, y eso hace que yo empeore. Estos días arreglé las cosas con él. Fue todo tan putamente bien que ni me lo creo. Y con papá más de lo mismo. Me esforcé mucho, pero sé que valdrá la pena.

domingo, 24 de febrero de 2013

24. - Punto y realidad.

Todo esto se me está yendo de las manos. Llevo dos semanas sin escribir nada porque ni ganas de ello tenía. Me sentía bien con el monstruo dentro de mi.
Pasaron muchas cosas. Ahora mismo no estoy segura ni de el amor de mi madre. Cada vez que alguien me besa, doy por hecho que solo lo hace por mi. Hubo discusiones, hubo llantos, hubo dolor... Hubo recaídas por ganas de ver mi sangre brotar. Llevé las heridas con calma, esta vez no arranqué las costras y ya está cicatrizado de nuevo. Pero no fui la única. Ayer le quité la camiseta y vi su brazo. Con un tenedor, se lo hizo. En ese momento, sentí un tenedor arañar mi corazoncito. Pero en fin... No me quiere, al menos no como antes. Eso me destroza.
Empecé a darle un uso intermitente a los calmantes. No podía dormir ni siquiera con ellos, así que los dejé un par de días, y como me sentía mal no, lo siguiente, volví a ellas. Vuelvo a tener eses sueños que se repiten, o que al menos una parte de ellos se repite en distintos sueños. Vuelvo a despertarme llorando cada dos o tres horas. Vuelvo a tener ganas de no existir por el día, ganas de matar a alguien. Vuelvo a alucinar.
Se me va de las manos.


jueves, 7 de febrero de 2013

7. - Anestesia.

Parece que últimamente mejoro, mejoro bastante. Todos están asustados por mi estado, pero yo no me tengo miedo ninguno. Duermo, ¿sabéis? Duermo y bastante bien. Tengo que tomarme 3 pastillas para conseguirlo y aún así me despierto en medio de la noche un par de veces, pero nada que ver con antes. Ahora descanso, desconecto de la vida real. Pero lo mejor de todo es que no recuerdo los sueños. Me encanta. En cuanto al día, los voy pasando mucho mejor también, soy capaz de sentirme normal. O, al menos, de existir sin estar angustiada. El único momento en que lo paso mal es la tarde-noche, antes de acostarme. No es de angustia ni ansiedad, es simplemente bajón exagerado. De esto que tienes que hacer algo para sacar esa pena de encima. Y o lloro, o intento distraerme... O vuelvo a las andadas. Como ayer. Fue ver aquellas tijeras y automáticamente pensé en toda aquella sangre en mis sábanas la última vez, y en la puta belleza fuerte que me daba, y no pude contenerme. Se me curará pronto, no es demasiado profundo, pero sí lo suficientemente grande y repetido como para hacerme sentir bien ayer. Fue una ranura de escape por la que dejar salir la pena. No me gusta que la gente que me rodea lo vea, siempre da mala imagen, pero en fin... Es lo que toca, qué le vamos a hacer. Soy una Violeta, pescadora del mar negro, pero conmigo misma y en carne y hueso.




jueves, 31 de enero de 2013

31. -Efecto droga.


Tus monstruos no pueden con los míos. Salgo de ahí, un cuarto con luz donde no puedes ver nada, y me meto en tu mundo con la bombilla fundida. Noto la respiración de tus monstruos rozando mis hombros, porque voy desnuda hacia la cocina, y llego allí de en medio de eses bichos. Y no tuve miedo. Encendí la luz, comprobé que era solo cosa de mi imaginación y volví a apagarla tras beber y salir de la cocina. La vuelta fue la misma. Mientras caminaba a oscuras notaba como el aliento de tus monstruos en mi hombro, pero ni así sentí miedo. No sé porqué. Abrí la puerta de mi habitación, con esa luz de cuarto de bebé, esta habitación de torturas y miré para atrás pensando ''Jódete, mis propios monstruos van a hacerme añicos mejor de lo que lo harían los tuyos.'' Llegar y tumbarte, estirarte para todos los lados, que te duela y no sepas muy bien dónde. Esto se vuele un poco estúpido. Me tranquilizo y miro al techo. La lámpara-braga parece moverse, pero creo que soy yo, que cambio todo de sitio, La luz es de varios colores, no soy capaz de enfocar.
Era lo que me faltaba, mediar entre mis propios monstruos, los que van a matarme por dentro.
¿Cuánto tiempo tengo que seguir así?


miércoles, 30 de enero de 2013

30. - Las pastillas.

Decidí empezar a tomarme la medicación porque, como dice mi psiquiatra, estando así no voy a ningún lado.
 Escitalopram. Antidepresivo, 10mg por comprimido. Tengo que tomarme dos al desayuno. En el momento bien, pero luego empiezo a sentirme como si me abrieran la cabeza al medio con un hacha. No es dolor, es que me satura, es una sensación como de náuseas y vómito pero en el cerebro. A las dos horas y media se pasa. Por lo de ahora, no influyó en mi día a día más que en esas dos horas y media de malestar. 
Lorazepam. Ansiolítico y relajante muscular. Dos (si es necesario, tres) a la cena y uno a la mañana. Me cunden tanto que ni dios sabe cuanto, es el momento relajado del día, me hace descansar totalmente, dejo de sentirme mal, ese agobio, esa ansiedad que llevo encima el resto del día, todo eso desaparece. Lo malo es esto, que me atonta bastante. Soy incapaz de centrarme en nada, ni fijar la mirada siquiera, estoy como drogada, no tengo tantos reflejos, estoy mucho más obsesionada con el tacto de las cosas... Y eso.
Temazepam. Somnífero. Un comprimido 15 minutos antes de irme a dormir. Le tenía miedo a este medicamento en especial, por si era muy potente, pero nah. Me lo tomé como hace media hora y aquí estoy, y cuando me meta en cama dormiré bien. 
No sé si es la mezcla de los ansiolíticos y el somnífero, pero por las noches, antes de dormir, tengo como ''alucinaciones'', como si las cosas se estuviesen moviendo pero sin moverse, y cambian de color. Muy raro.
En fin, y así me va. Siento que la intención de mejorar mi vida está acabando con ella, me hunde bastante. Estoy como un poco atrapada en lo más hondo de mi, me veo como un pozo. Solo espero que toda esta mierda sirva de algo y pueda volver a ser una puta persona normal. No quiero ser una yonkie de la salud.


viernes, 25 de enero de 2013

25.

Hoy fue el día de la revisión. Me desperté con sueño pero descansada, cosa rara en mi. Sería por la buena compañía... El caso, llegué al centro un poco más metida en mi misma, como de costumbre, y estuve cosa de una hora de arriba pa'bajo en el centro, ningún médico quería hacerse cargo de mi y me delegaban a otro. Hasta que uno muy adorable me acogió en su consulta para hacerme ficha y examen. Me llamó la atención porque hizo un dibujo en el que yo era el centro que unía todas las partes en mi vida, y la verdad es que me gustó verlo así. Una vez acabado el examen, pasé a hacer la revisión. Fue algo en plan ''-¿Qué tal con tu familia? -Es complicado... -¿Y de chicos? -Bueno, bien... O... También es complicado. -Vaya... ¿Amistades? ¿Alguien que te haya hecho suficiente daño como para estar en esta situación? -Creo que no, pero... Este año fue complicado también, para no variar. -Entonces sigues encerrándote en casa en vez de salir, ¿no? -Exacto. -¿Qué haces cuando estás sola? -Cumplir con mis funciones vitales y poco más. Me tiro en cama a oscuras y en silencio. -¿No tienes una mejor calidad de vida desde que empezó el tratamiento? -Creo que ya lo dije, pero no. Mi vida es... complicada.'' Y tras eso, lo de siempre. Antidepresivos nuevos y pastillas para dormir nuevas también que no tengo pensado a tomar; recomendaciones tipo ''Sal de casa aunque se te haga duro'' e ''Intenta retomar poco a poco la vida que llevabas antes'' que ni quiero ni soy capaz de seguir. Salí de allí pensando en el tiempo perdido que pasé allí. Pero, al fin y al cabo, pierdo el tiempo simplemente por el hecho de existir, ¿no?



miércoles, 23 de enero de 2013

Resumen.

Desde antes del fin de semana llevaba sin (d)escribir nada. Bueno, ya tocaba, así que haré resumen.
El finde empezó como todos, la tarde del viernes metida en casa. Lo pasé como pude, y dormí pegada a la ventana abierta, dejando entrar el frío para que me arropara y viendo cómo llovía. En general, fue todo el fin de semana así, intenté llevarlo con tranquilidad, pero hubo un momento en el que no fui capaz. Sábado noche, intenté evadirme de mi misma, salir y ser como antes, o al menor fingir. Aguanté fuera de casa 2h30'. Empezó la misma sensación de siempre de agobio, de no saber dónde meterme, de sentirme una mierda, sentirme invisible. No pude soportarlo y me fui, muy a mi pesar. Llegué a casa al borde de la desesperación, con el llanto en la fina línea que tenía pintada en los ojos, a punto de romper. Pero me metí en cama, en silencio, a oscuras totalmente, y fui capaz de desaparecer un rato. No sabía que podía hacer eso, y lo aproveché nuevamente. El domingo lo pasé igual, excepto el momento en el que vino mi padre a recogerme para traerme a mi casa. Yo iba desanimada y preparándome mentalmente para la sarta de insultos y desprecios que me suelta diariamente. Cual fue mi sorpresa cuando, en vez de eso, me ofreció irme a vivir con él y su nueva novia... El lunes fue un día normal y corriente, con sus más y sus menos, pero lo pasé medianamente normal. Hasta llegar la noche. Eran las 21:00 aproximadamente y yo estaba en cama. Estaba cansada, pero para variar, no pude dormir. Me carcomía a mi misma por dentro, la misma puta lucha interna de siempre. Dormí 3 horas, y al día siguiente ni me levanté para ir a clase. Me quedé en cama, de levanté dos veces en todo el día, y el resto lo pasé en cama, con el mismo puto ánimo de siempre. Y aún así, solo dormí unas 4h15' en esa última noche. Un cansancio increíble, un desánimo suprahumano, una sensación de desesperación que cada vez va a mayores y el mismo puto agobio des siempre. Me pregunto si cuando llegue a ''curarme'' de esto lo echaré de menos... Creo que me estoy acostumbrando. 


jueves, 17 de enero de 2013

17.

Hoy fue un día horrible, en todos los sentidos. No entiendo en qué se basa mi mente para hacerme pasar un día así, la verdad. Llegué de nuevo al punto de arrodillarme en el suelo y chillar, llorando de rabia y asqueada totalmente; agobiada y medio muerta. Tuve psiquiatra hoy. Fui pensando ''Bueno, una mañana amarga y agobiante, pero seguro que con un rato en el médico mejoro para hoy'' y salí de allí llorando. 40 minutos de camino a casa en los que andé con mis temblorosas piernas mientras la lluvia me aporreaba la cara y camuflaba mi llanto. Pasé las horas de la tarde un poco inerte, inexistente; demasiado cansada como para ponerme a exteriorizar la mierda que llevo dentro; pero en cuanto entra la noche... Nunca falla. La ansiedad y las ganas de no existir me pueden en días como hoy. No soy capaz de controlarme, es un puto problema que siempre va a más. Intenté llevar el día como ayer a la tarde, pero sonreír cuando me siento así me cuesta más que levantar 100Kg con tres dedos. Me siento rota, despedazada, como si me estuviese desangrando. Me entra el pánico, siento que quiero escapar, pero no puedo escapar de algo que está en mi literalmente. Consigo un poco de tranquilidad echándome en cama, a oscuras y en silencio. Consigo callar un poco los chillidos en mi mente, los latigazos que me propino a mi misma; consigo deshacer el embrollo que tengo con mi hilo mental, borrar los garabatos que tengo ahí pegados. Es temporal, soy consciente de que volveré a sentirme mutilada por mi misma en unos escasos minutos, pero es lo único que tengo. 


miércoles, 16 de enero de 2013

16.

Una mañana destructiva, envuelta en llamas. En el hoyo, como siempre. Y sin embargo, alguien me sacó hoy del pozo en el que flotan todas mis putas pesadillas. Ya no recordaba lo que era sentirse persona, lo que era sonreír sin darte de cuenta, sin sentirte obligada. Y volví a ser persona, después de realmente mucho tiempo. En realidad, a estas horas, ya estoy deshecha, ya es un recuerdo; creo que dormiré mejor esta noche. Estoy orgullosa de mi misma por haber sido ''feliz'' de verdad durante un par de horas, pues sé que no es tarea fácil para una persona como yo... En definitiva, ahora mismo estoy sumida en la amargura diaria, pero orgullosa de haberme demostrado a mi misma que a ratos puedo ser persona. 

martes, 15 de enero de 2013

15.

Hoy no me siento. No sé si es bueno o malo, la verdad. Llevo todo el día como drogada, sin ser yo. No estoy mal, no estoy bien... No estoy. Y la verdad, es que tengo que rectificar mis palabras. Me da miedo no sentir nada, prefiero seguir hundida y deshecha que no sentir nada. En parte es bueno, hoy soy más fuerte que nadie, me siento por encima de todos, por una vez en mi vida. Creo que podría romperlos a todos sin gran esfuerzo, y todo esto antes de romperme yo. Hoy miro mi almohada y solamente pienso en dormir. Ya veremos mañana si sigo siendo una extraña poderosa o la misma destruida de siempre.

lunes, 14 de enero de 2013

14.

Cada día lo llevo un poquito peor. Me despierto y me siento cada día peor, temblando (esto es nuevo) y con pánico. Luego de estar un rato existiendo, me tranquilizo, pero me siento agotada. Hoy me levanté y pensé que en un par de días alguien especial va a venir a verme, alguien a quien echo putamente de menos; y eso me hizo aguantarme un poco, sostenerme por la mañana. El día se me hizo pesado, muy lentos me pasaron los minutos, me sentía incómoda fuera de mi casa y más todavía estando con gente. Vamos, que lo único que quería era llegar a casa y meterme en mi cama, sola por fin. Y ahora que estoy aquí, entiendo que no tengo fuerza infinita. No estoy bien, tampoco mal, pero sé que en cuanto me descuide me voy a caer de mis propias manos, me voy a escurrir de mis dedos como un pedazo de tela; me van a fallar las fuerzas y no voy a saber mantenerme arriba yo sola. Y como prácticamente cada noche, volveré a caerme en ese abismo  mental mío, y volveré a mirar a mi almohada como si se tratase de mi más querido y fiel confidente.
Y otro día más gastado.

miércoles, 9 de enero de 2013

Pieza de Lego.

Lo que peor llevo son las noches. Se me hace muy grande el mundo, pero yo observo en silencio. Suelto un ''buenas noches'' y me quedo pensando. Últimamente, tengo mucho esa sensación de que has perdido algo importante para ti, esa sensación de vacío. Cuando me pasa eso, yo recuerdo las palabras que alguien a quien realmente quiero mucho me dijo un día: ''Abraza la almohada pensando que soy yo.'' Y lo hago. La agarro con todas mis fuerzas. Cuando me noto más cansada, me acurruco en la cama, sin soltar la almohada, y me quedo como inerte intentando dormir. Los segundos se me hacen eternos por las noches, pero gusta por la soledad y la oscuridad prácticamente total que me rodea. Y a pesar de tardar en dormirme o no dormir sin más, no me muevo de la cama. Siento como si mi mente estuviese agotada totalmente y estuviese delirando. Sigo en la cama, agarrada a mi almohada y acurrucada, con una sensación de agobio infernal, hasta que el tiempo pasa de una puta vez y me levanto. El día no lo paso tan mal, pues siempre hay algo o alguien para distraerme. Pero el día pasa muy rápido. Yo llego a casa, siendo ya noche, y miro hacia mi cama pensando ''Venga, vamos allá...'' Y así se me pasan los días. 

jueves, 3 de enero de 2013

Hola, hijos de puta.

 Esta entrada es un poco una excusa, la escribo para estrenar el blog, no por interés en contar esto. En realidad, el interés seguramente sea nulo por ambas partes, tanto emisor como receptor(es). En efecto, voy a hacer un resumen de mi 2012, ya que recién empezamos otro año.
Comencé el 2012 recorriendo Lalín con alguien querido en busca de un lugar en el cual recargar el móvil, así de interesante. El comienzo de año fue bastante bueno, la verdad. Amigos nuevos, amigos de siempre, alguien especial, una familia normal y unida Y un curso bastante interesante (BAC de artes xD). En abril pasé una de las mejores noche junto a dos grandes amigos (Havok y Kurtito) en el concierto de Trollfest. Fui a ese concierto un poco por ir, la verdad, pero me lo pasé jodidísimamente bien. Al acabar el concierto, los de Trollfest se vinieron de fiesta con nosotros y se trajeron un paquete de 32 birras que en nada fundimos entre ellos y nosotros. Fue uno de los mejores momentos del año, a decir verdad. Todo siguió más o menos así hasta mediados de mayo, donde mi año comenzó a complicarse poco a poco. El curso iba llegando a su fin y yo sabía lo que tocaba. Especialmente a partir de mi cumpleaños fue cuando las cosas empeoraron progresivamente. El alguien especial y yo nos fuimos olvidando poco a poco el uno del otro, yo empecé a sufrir x enfermedad que me fue causando daños en mi vida social hasta el día de hoy por desatender a todo aquel que me rodeaban. El verano llegó, y el 90% de las amistades que yo creía tener de verdad por aquel entonces me fallaron y traicionaron, dejándome a mi como la mala de la película sin atender a razones. Intenté arreglarlo por las buenas, y al recibir un portazo en las narices me di de cuenta de que no merecía la pena preocuparse por gente de ese calibre. A la par de encontrarme prácticamente sola en lo que a amigos se refiere (digo prácticamente porque, obviamente, tenía más y mejores amigos, pero solía gastar mi tiempo con quienes menos se lo merecían), empecé a tener problemas por lo mismo con mi familia. En concreto, mi padre. Yo hice cosas que creía normales (las veía normales por la distorsión que sufría por la enfermedad lol) y mi padre creía síntoma de demencia. Mi padre, a lo largo de mi vida, no me prestó mucha atención por la separación de mis padres, e intentaba compensármelo con regalos y demás intentos materiales de cubrir la falta de afecto. Este año comprendió que no servían de nada e intentó pasar tiempo conmigo. Cuanto más tiempo con él pasaba, menos ganas tenía de verlo. Intentaba contenerse, no regañarme por aquellas cosas mencionadas antes que él creía locuras, pero no era capaz. Cada vez que venía a verme a casa era un infierno, lo único que recibía por su parte eran insultos y más insultos, pero yo lo pasaba más o menos bien por el apoyo que me daba mi hermano. Así que el principio del verano fue desastroso para mi, pero debo decir que había gente a mi lado (véase Sam, Tony, Havok, etc.) Los días fueron pasando, y yo empezaba a encontrarme realmente mejor con respecto a lo de mis amigos, empecé a darme cuenta de que era mejor estar sola que mal acompañada, y que aún por encima, yo no estaba sola. Mi padre empezó a pasar de mi, a darme por causa perdida, supongo. Contra el final del verano, mi hermano me dijo que se iba a vivir a Tenerife. Fue un poco chungo para mi, mi hermano y yo éramos (y seguimos siendo, a pesar de todo) como carne y uña. Se fue, y la verdad es que en lo que quedaba de verano no lo eché mucho en falta. El tiempo fue pasando más o menos bien hasta llegar agosto. Tuve una especie de trastorno obsesivo-compulsivo y lo pasé realmente mal, ya que fue con un recuerdo que me jodía bastante, e involucraba a una de las personas más importantes para mi. A pesar de ser un mero recuerdo, yo no era capaz ni de mirar a esa persona a la cara sin asquearme por lo que me había hecho. Que al final, acabé pasándolo, vaya, pero me costó xDDDD (Sí, a día de hoy sigo manteniendo una fantástica relación con esa persona) Llegó septiembre y empezaron las clases. Yo me fui de casa de mi madre a una nueva ciudad por culpa de los estudios. El hecho de tener algo con lo que entretenerme (estudios) y estar fuera de Lalín me hizo bastante bien. Me fui a vivir a un piso compartido con otras 3 chicas. Todas ellas mayores que yo (32, 24 y 22). Las clases eran geniales, la convivencia era brutal, conocí a mucha gente interesante del lugar... Todo iba genial. Hubo otra noche fantástica en este último trimestre, la noche en la que Sam vino a dormir a casa. Salimos, estuvimos con Jorge, nos pasamos toda la mañana vagueando en mi casa... Fue genial, la verdad. Todo fue pasando así de guay hasta noviembre. Mi compañera de piso más vieja y la que más tiempo llevaba en el piso empezaron a tener roces, y la mayor (debo decir que es una mujer muy inmadura para sus 32 años y que, aunque no venga a cuento, desayunaba leyendo la biblia y quería llegar virgen al matrimonio, razones por las que a mi me tenía un poco de tirria) empezó a tocarnos las pelotas a todas las demás. La compañera con la que tenía el problema quiso arreglarlo por las buenas, pero ésta se negó. Hasta el día en el que empezaron a discutir a la hora de la comida, trajeron a la casera (que no pintaba nada ahí, pero bueno xDDDD) y todo eran gritos y caos. Salí yo (me siento muy orgullosa de esto xDDDDD) y solté 4 cosas. Les dejé las cosas claras a ambas y acabé con la discusión entre ellas. Estaba cabreada  por culpa de la católica, esa mujer no sabe razonar, pero mantuve mi compostura hasta que acabé de hablar y me fui, momento en el que la discusión encontró su fin. Acto seguido, la católica dijo que se iba del piso por no soportar a mi compañera y ésta llamó a su madre para decirle que una cría de 17 años le puso los puntos sobre las íes a una mujer de 32. Y me compró bombones en modo de agradecimiento por haber terminado con el tema xDDDDDDDDDD Por otra parte, yo seguía sin saber de la existencia de mi enfermedad, pensaba que mi estado era normal, hasta que ese mismo mes y a principios de diciembre empecé a no poder levantarme para ir a clases, no era capaz, y a no dormir nada o casi nada. Fui al médico, me hicieron análisis, y nada, así es que ando de psiquiatra en psiquiatra por ser un problema mental. Esto mismo supuso otro problema para mi, pues mi padre al enterarse de esto, no quiso aceptarlo (y eso que antes me llamaba loca xDDDDD) y empezó a arremeter contra mi forma de ser y contra mi persona en general. Lo mismo, no me dejaba en paz, era todo insultos (y siguen siendo) y blablabla. El mes iba terminando y mi hermano iba a volver. Yo estaba feliz no, lo siguiente, porque echaba muchísimo de menos estar con él. Y me sentó genial su visita, la verdad. El trimestre acabó, me vine para casa de mi padre a pasar las navidades. Tengo que decir también que en diciembre conocí a gente maravillosa y que puedo decir que quiero (véase Irene o Esteban, por ejemplo) y me encantan. Y bueno, este fue más o menos mi 2012. Cabe decir que leí bastantes libros, vi muchas películas y series y escuché muchísima más música. En mi opinión, lo acabé mucho mejor de cómo lo empecé, ahora mismo estoy rodeada de gente que realmente me quiere y saqué muchos secretos a la luz,  y confío en que este 2013 sea igual en lo bueno y el lo malo sea mejor.

Ea.