domingo, 24 de febrero de 2013

24. - Punto y realidad.

Todo esto se me está yendo de las manos. Llevo dos semanas sin escribir nada porque ni ganas de ello tenía. Me sentía bien con el monstruo dentro de mi.
Pasaron muchas cosas. Ahora mismo no estoy segura ni de el amor de mi madre. Cada vez que alguien me besa, doy por hecho que solo lo hace por mi. Hubo discusiones, hubo llantos, hubo dolor... Hubo recaídas por ganas de ver mi sangre brotar. Llevé las heridas con calma, esta vez no arranqué las costras y ya está cicatrizado de nuevo. Pero no fui la única. Ayer le quité la camiseta y vi su brazo. Con un tenedor, se lo hizo. En ese momento, sentí un tenedor arañar mi corazoncito. Pero en fin... No me quiere, al menos no como antes. Eso me destroza.
Empecé a darle un uso intermitente a los calmantes. No podía dormir ni siquiera con ellos, así que los dejé un par de días, y como me sentía mal no, lo siguiente, volví a ellas. Vuelvo a tener eses sueños que se repiten, o que al menos una parte de ellos se repite en distintos sueños. Vuelvo a despertarme llorando cada dos o tres horas. Vuelvo a tener ganas de no existir por el día, ganas de matar a alguien. Vuelvo a alucinar.
Se me va de las manos.


jueves, 7 de febrero de 2013

7. - Anestesia.

Parece que últimamente mejoro, mejoro bastante. Todos están asustados por mi estado, pero yo no me tengo miedo ninguno. Duermo, ¿sabéis? Duermo y bastante bien. Tengo que tomarme 3 pastillas para conseguirlo y aún así me despierto en medio de la noche un par de veces, pero nada que ver con antes. Ahora descanso, desconecto de la vida real. Pero lo mejor de todo es que no recuerdo los sueños. Me encanta. En cuanto al día, los voy pasando mucho mejor también, soy capaz de sentirme normal. O, al menos, de existir sin estar angustiada. El único momento en que lo paso mal es la tarde-noche, antes de acostarme. No es de angustia ni ansiedad, es simplemente bajón exagerado. De esto que tienes que hacer algo para sacar esa pena de encima. Y o lloro, o intento distraerme... O vuelvo a las andadas. Como ayer. Fue ver aquellas tijeras y automáticamente pensé en toda aquella sangre en mis sábanas la última vez, y en la puta belleza fuerte que me daba, y no pude contenerme. Se me curará pronto, no es demasiado profundo, pero sí lo suficientemente grande y repetido como para hacerme sentir bien ayer. Fue una ranura de escape por la que dejar salir la pena. No me gusta que la gente que me rodea lo vea, siempre da mala imagen, pero en fin... Es lo que toca, qué le vamos a hacer. Soy una Violeta, pescadora del mar negro, pero conmigo misma y en carne y hueso.