miércoles, 6 de noviembre de 2013

Agotamiento.

Estoy molida. No solamente por el trabajo y por las escasas horas de sueño que me estoy marcando últimamente, que también. Estoy cansada de todo y de todos. Estoy cansada de ser la gigante que arrastra a la gente hacia delante, a pesar de que la insulten, porque lo hace por el bien de los demás. Estoy cansada de depositar mi fe en personas que amo, que siempre amé y siempre amaré, para que después me pisoteen. Yo no soy invencible. Si me tiras una piedra, puedo perdonarte mientras la herida cierra. Si muestras indiferencia ante el dolor que estoy desnudando delante de ti, no tengo nada que perdonarte, porque no quieres que te perdone.
Estoy agotada de dejarme querer por personas que después me abandonan cuando ven mi monstruo a través de mi ojos. Estoy reventada de ver cómo la gente que prometió sacarme adelante me abandona en el medio del camino y siguen con sus vidas como si yo no hubiese pasado por ellas.
¿Es que no hago mella en las personas? Cuando me miras sé exactamente qué estás mirando, y sabes que jamás en tu corta vida volverás a mirar tan dentro de una persona como a mi me has visto tan solo a través de mi ojos.
Mis ojos... Son grises. Azul grisáceo, más bien. Son de ese color para poder transparentar lo que llevo por dentro, son de ese color porque se me llena el iris de lágrimas por las noches. Mis ojos no tienen color porque las personas que se marchan se lo llevan consigo. Mis ojos son de agua, de dolor a veces. Mis ojos son de paciencia, mis ojos son de verdad.
Mis ojos también están cansados. Están cansados, porque son ellos los que tienen que delatar la realidad a mi parte pensante más oculta. Son ellos los que ven como las personas vienen y van, te meten y te sacan de sus vidas. Mis ojos son la realidad.
Entro en tu vida. Y me miras por dentro y por fuera. Me ves, y te prometes a ti mismo que para que nunca te haga daño, vas a tener que necesitarme toda tu vida. Y de ahí a cuando el tiempo lo cree necesario, te escapas por una alcantarilla de mi subconsciente, y te vas a otra vida, fuera de la mía.
¿Sabes? Te veo. En otra vida. Feliz, y eso me gusta. Te veo a ti y a todos los demás. Felices dentro de otras vidas. Eso me hace plantearme que quizá el fantasma sea yo. Ya no dejo marca en las vidas, si es que alguna vez la dejé. Ni en la tuya, ni la tuya, ni la tuya... En la de nadie.
Y si realmente piensas lo contrario, dime, ¿dónde estás? Ahí. ¿Y yo? ¿Dónde estoy?


Yo ya no estoy. Yo nunca estuve.

1 comentario:

  1. TEREI CULPA DE QUE VIVAS NO QUINTO PINO!!!!
    Igual non ta o forno para bromas.. pero eu sonche así :P

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